Hay características que son propias de los españoles y las españolas o de una buena parte de ellos y ellas. Y una de las que está más extendida es, sin duda, que le damos mucha importancia a disponer de un vehículo propio para gozar de más libertad y ahorrarnos una buena cantidad de tiempo en el uso del transporte público, que muchas veces no es tan eficaz o eficiente como nos gustaría. Por eso, España es un país de referencia en la producción de vehículos (aunque es cierto que esta industria ha conocido tiempos mejores) y también en la compra de los mismos.
Son muchas las personas que se encuentran interesadas en algún momento de su vida en adquirir un vehículo. No nos extraña en absoluto: hay que tener en cuenta que la seguridad es un aspecto fundamental para todos y todas y que no hay otra manera de conseguirla muchas veces que adquiriendo un nuevo vehículo. Teniendo en cuenta que el parque de vehículos español es bastante superior al de la media europea, no nos extraña que haya habido un montón de gente interesada en sustituir su viejo vehículo por uno más moderno, más nuevo y más seguro.
Una información que vio la luz en la web de El País comentaba cuál era la cantidad de dinero que se dejaba una persona de nacionalidad española en la compra de un vehículo. Según lo que podemos leer en el texto, esa cantidad supera los 23.000 euros, un volumen de dinero que no es asumible por parte de muchas personas en este país y que tiene que recurrir a otro tipo de medios para adquirir un coche, un medio como lo es la compra de segunda mano, que cada vez va ganando más terreno en el conjunto de la sociedad española.
En otra información, en este caso publicada en la web de La Vanguardia, se aseguraba que en España se compran más coches de segunda mano que nuevos. La noticia cuenta que, a lo largo del año 2019, se vendieron más de dos millones de coches de segunda mano en el interior de nuestras fronteras. Como veis, es una cantidad muy importante y que está provocada por el alto coste de los coches que están recién salidos de fábrica. Casi todos los coches que se producen en España terminan siendo de segunda mano alguna vez. Seguro que tenéis algún familiar o conocido que ha dispuesto de un coche de segunda mano alguna vez.
Ya sabemos que en España somos más dados a comprar coches de segunda mano que a adquirirlos directamente a kilómetro 0. Normalmente, hacemos esto porque la inversión que debemos realizar para disponer del vehículo es menor, pero nos podemos encontrar con algún problema derivado de esa situación, como lo es, por ejemplo, el papeleo. La burocracia que hay que soportar para llevar a cabo una compraventa del vehículo de segunda mano es tremenda en España y ese es el motivo por el cual, según los profesionales de Trámites Vehículos Online, casi todo el mundo que compra un vehículo de segunda mano decide dejar en manos de una gestoría especializada este asunto.
Un parque de vehículos que crece y crece
Cada vez son más los vehículos que circulan en nuestras ciudades, pueblos y carreteras. Y no solo turismos: también hay más motos, más furgonetas y más camiones (especialmente desde que el comercio electrónico se ha convertido en una rutina en las compras de los españoles y españolas). Como es lógico, cuantos más vehículos hay, existen más posibilidades de que crezca el número de estos aparatos que son de segunda mano.
Este tipo de situaciones no se da en todos los países. Es verdad que hay zonas en las que este tipo de cuestiones es más habitual. Los vehículos que, por ejemplo, se usan en África son prácticamente todos de segunda mano. En Estados Unidos o Japón es más habitual que la ciudadanía tenga más interés en disponer de un vehículo de primera mano. No cabe la menor duda de que la tendencia en cada país puede ser muy diferente con respecto a la del país de al lado y que no hay una regla fija a este respecto.
Estamos seguros de que va a seguir existiendo una buena cantidad de vehículos de segunda mano en el interior de nuestras fronteras en los próximos años. Y es que no es para menos. Muchos de estos coches siguen siendo útiles para una gran cantidad de personas que, eso sí, tienen la desventaja de que deben hacer frente a la tremenda burocracia española. Por suerte, también hay maneras de combatir este tipo de situaciones y delegar esta responsabilidad.