La importancia de tu imagen corporativa

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Estamos situados en un momento en que sabemos que ya no solo se venden productos, lo que nos demandan nuestros consumidores son experiencias, sensaciones y soluciones. La marca corporativa, la imagen de tu empresa, es uno de los elementos claves para que nos reconozcan y nos tengan en cuenta en sus decisiones de compra. Gracias a una buena imagen corporativa podemos ser reconocidos rápidamente, destacando entre los demás.

Por eso la imagen del producto, del punto de venta y de la marca tienen que estar muy estudiadas y meditadas, ya que muchas decisiones se basarán en la estrategia que se haya establecido al elegir la estrategia de la imagen de la firma, para que todo el conjunto guarde coherencia y así se le pueda hacer llegar al público.

La imagen

La imagen corporativa podríamos decir que es una especie de carta de presentación de la compañía que nos permite ofrecer una descripción eficiente de aquello que queremos decir a los consumidores sobre nosotros. Por eso hay que tener en cuenta que si lo que queremos es lanzar o mantener un negocio hemos de trabajar por un buen nombre para la empresa, que logre trasmitir los valores de la marca.

La diferenciación dentro de un mercado tan poblado es imprescindible. Elegir un buen nombre, fácil de recordar, que no se parezca a ningún otro de la competencia y que evoque cuál es nuestro valor añadido, hará que los consumidores nos tengan en cuenta a la hora de hacer su elección.

El diseño debe ser coherente con los valores que queremos trasmitir y debe adaptarse al público al que va dirigido.

Por supuesto, hoy en día, debe estar presente en las redes sociales, por lo que será necesario tener una buena estrategia de comunicación que potencie la identidad de la marca, relacionándola con nuestros valores, trabajando a diario para mejorar el posicionamiento, aumentando la relevancia de nuestra marca hasta conseguir fidelizar a nuestros clientes.

La imagen corporativa no solo trasmite información sobre nosotros a través de la paleta de colores que usamos, o con el nombre o el eslogan. Los consumidores asocian muchos valores intangibles a la imagen de las compañías sacados de otros escenarios, valores políticos, de respeto del medio ambiente, sobre cuestiones laborales…Además, también trasmite a los consumidores la frescura de la marca y la adaptación que hace al paso del tiempo. Hay marcas que pueden permanecer idénticas, haciendo uso de su imagen clásica y funcionar y otras que lo que hacen es renovarse de forma recurrente, adaptándose para tener una imagen siempre moderna. Ninguna de las dos opciones es la correcta. Siempre hemos de valorar si permanecer fieles a nuestra imagen o cambiarla, es coherente con el mensaje que queremos transmitir y cómo queremos hacerlo, ya que al final esto afectará a cómo nos vean nuestros consumidores. Al fin y al cabo, lo que no podemos permitirnos es una imagen que diga que estamos pasados de moda.

Interiorismo comercial

Una vez que somos conscientes de la importancia de lo que proyectamos con nuestra imagen corporativa, una marca que cuente con puntos de venta físicos debe prestar la misma atención a lo que proyecta en ellos. De ahí la necesidad de conocer las estrategias que la disciplina del interiorismo comercial nos ofrece para el correcto funcionamiento de nuestra marca en nuestros locales.

Hoy en día, para tener éxito no puedes apostarlo todo a la calidad de tu producto, porque es algo que ya se presupone, por parte de los consumidores, que va incluido en el precio. Por eso, la calidad ya no te diferencia de nadie, y son otros atributos relacionados con las percepciones lo que definirán tu éxito o tu fracaso.

En la conocida teoría empresarial del Océano rojo/Océano azul desarrollada por W.Chan Kim y Renee Mauborgne, se revela la importancia de salir de un océano rojo regido por la competencia feroz entre las empresas, donde el mercado está maduro y hay poco margen de maniobra, buscando un océano azul, un nuevo mercado donde la competencia es menor y que lo que pretende es ampliar el mercado a través de la innovación.

Está más que demostrado que en la actualidad el diseño es el arma principal que las grandes empresas están utilizando para destacar en un mundo tan saturado y con tanta competencia. El motivo de su triunfo no es otro que tener un diseño único y original, donde la creatividad es la vía de inversión a largo plazo para una empresa que quiera crecer y tener continuidad.

Hay cinco aspectos fundamentales que tiene que tener nuestra estrategia de interiorismo corporativo:

  1. Nuestro local es el mayor punto de contacto entre nosotros y nuestros clientes. En nuestro local ya no podemos conformarnos solo con transacciones satisfactorias, porque eso mismo puede conseguirlo el cliente mediante un click y sin salir de casa. El consumidor busca experiencias, por lo que nuestros esfuerzos deben centrarse en buscar la excelencia en este punto y ofrecérsela a nuestros clientes.
  2. El mensaje que seamos capaces de trasmitir en nuestro punto de venta será lo que impulse que esa venta se realice o no, ya que es el último tramo de peso que puede influir en la decisión de compra. El espacio comercial es un lugar cargado de inputs, sensaciones y emociones intangibles que persiguen un solo objetivo, captar la atención del consumidor con la intención de seguir optimizando nuestro negocio.
  3. «O eres diferente o eres barato», suele repetir el gurú del marketing Guy Kawasaki. Y la diferencia empieza y termina en el punto de venta. No puedes pretender lanzar un mensaje diferente y que «tu rostro», la parte más visible de tu empresa, parezca (solo) un rostro más entre miles.
  4. En ocasiones olvidamos que en un negocio mandan los clientes, por lo tanto, la estrategia del diseñador comercial debe ir enfocada al consumidor final del espacio en el que vamos a trabajar. Esto se traduce en que no existen modas, ni tendencias, ni el gusto del propietario. Lo que prima es el gusto del consumidor y sus preferencias.
  5. No debemos elegir entre funcionalidad y estética. Estos dos aspectos deben ser ponderados y tenidos en cuenta, sin dejar de lado ninguno de los dos ya que ambos son primordiales y posibles.

En la práctica, estos cinco puntos se resumen en conseguir un estilo propio creando espacios lo más personales posibles que, teniendo en cuenta la tipología de cada negocio prioricen sus puntos fuertes, ofreciendo soluciones creativas, sin perder la funcionalidad. No es lo mismo llevar a cabo la decoración de un restaurante que la de un gimnasio o la de una tienda de ropa. Se trata de llevar a cabo una estrategia en la que todos los elementos estén cuidadosamente seleccionados para que puedan hablar de ti, y a la vez conseguir un lugar especialmente cómodo, para tus clientes y para tus empleados, para que puedan realizar su labor de manera más efectiva. Encontramos muchos ejemplos de mobiliario, materiales, incluso elementos en los que en principio solo se buscan para que cumplan su función pero que pueden ser decorativos, por ejemplo, los toldos, que ya ofrecen propuestas personalizadas, como en Toldos lot, para conseguir la armonía entre el diseño y nuestra imagen de marca.

Cuidar la iluminación para crear espacios agradables y en concordancia con el uso que se le va a dar al local, es otro de los puntos que hay que tener en cuenta. La elección de luces cálidas o más neutras y el soporte, hará más especiales las experiencias que los clientes puedan vivir allí. Y ese es nuestro objetivo.

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