Hay muchas cosas en esta vida que podríamos hacer mucho mejor si nos habituáramos a hacerlas de otra manera. Los hábitos y las rutinas son necesarias durante toda nuestra existencia y asumirlos como propios es algo muy importante para conseguir que aquello que estamos haciendo tenga un impacto positivo sobre nuestra existencia. Por ejemplo, podríamos hablar de la importancia que tiene habituarse a salir a andar o a correr. A mover el esqueleto, en general. Si no nos acostumbramos a ello, lo más lógico es que nos termine dando pereza movernos y terminemos siendo presos de la vida sedentaria que ya tiene demasiada gente en un país como España.
En los párrafos que siguen, os vamos a hablar de un asunto tan importante como lo es el hábito de cuidar de nuestra salud dental, que por desgracia todavía no es propio de buena parte de la población de nuestro país. Se trata de una cuestión de la que hay que cuidar desde que somos pequeños. Habituarse a lavarnos los dientes y, además, acudir a nuestro dentista al menos una vez al año es indispensable para que no haya ningún problema de índole bucodental que nos pueda amargar la existencia.
Es tremendamente importante inculcarle a los más pequeños este tipo de cosas porque, de hacerlo, estaremos consiguiendo que, durante el resto de sus vidas, empiecen a tener en cuenta un aspecto como el de la salud bucodental, una cuestión de la que mucha gente suele olvidarse y que solo tratamos de resolver a posteriori, cuando el daño ya está hecho. En España no tenemos precisamente buenos datos en lo que tiene que ver con la salud bucodental y, si conseguimos que los niños y las próximas generaciones empiecen a ver habitual el cuidado de sus dientes, tendremos una oportunidad para darle la vuelta a esos datos.
Analicemos lo que apunta una noticia que fue publicada en el portal web de la World Health Organization (Organización Mundial de la Salud) en su página web: más de 530 millones de niños tienen caries en sus dientes de leche. Este es un problema enorme. La cifra asusta y es evidente que hay que poner toda la carne en el asador para tratar de reducirla. El artículo apunta que, además, la periodoncia grave, que puede provocar que haya dientes que se caigan, también es bastante habitual en todo el mundo y también afecta a los niños.
Los niños, además, presentan algunos miedos a la hora de acudir a un dentista. Algunos de esos miedos los recoge una noticia que fue lanzada en la web de Gaceta Dental y son los que siguen:
- El miedo de los padres hace que los hijos, que notan la existencia de ese temor en los adultos, se sientan inseguros. Esto es algo que parece lógico, por lo que ya sabéis qué tenéis que hacer los que tengáis niños y niñas pequeñas a vuestro cargo.
- El miedo al dolor es, quizá, el más frecuente. Y eso que acudir al dentista no supone ningún dolor a causa de la fiabilidad de las anestesias de las que disponen los profesionales de este campo.
- El miedo a lo desconocido, que también se presenta entre los más pequeños en otras tantas situaciones en su rutina habitual, también se presenta a la hora de que valoren si acudir o no al dentista.
Acudir a una consulta dental entre los niños no suele gustar lo más mínimo. Aunque no hay motivos para tener miedo, lo cierto es que los más pequeños presentan cierto respeto hacia un lugar como lo es este tipo de clínica. Desde Gabel Dental, una clínica dental situada en la madrileña localidad de Móstoles, nos han comentado que una de las claves para hacer perder el miedo a los más pequeños, o incluso para prevenir la aparición de ese miedo, es que convirtamos este tipo de visitas en algo habitual, algo que se repita al menos una vez cada año, y presentarle la situación como algo que forma parte de su desarrollo y crecimiento. A través de este tipo de técnicas, nos comentan que se puede producir un cambio de actitud entre los más pequeños que puede llegar a sorprendernos.
Quizá los mayores también nos tendríamos que aplicar el cuento
Lo que hemos comentado para los niños funcionaría también en personas más adultas. Es algo de lo que estamos convencidos y que seguro que ha funcionado en algún caso. Y es que convertir la visita al dentista en algo normal no solo es algo para lo cual el miedo no está justificado, sino que, además, solo presenta ventajas para nuestra salud y también para la imagen que se desprende de nosotros. Y es que podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que el dentista es uno de nuestros mejores aliados para perfeccionar las dos cosas: salud e imagen.