Los más jóvenes puede que no tengan claro de qué estamos hablando cuando nos referimos al comercio de proximidad. Sin embargo, somos muchos los que tenemos recuerdos de nuestra infancia en la tienda de barrio donde nuestras familias compraban lo necesario del día a día. Nuestros barrios estaban llenos de tiendas: panadería, carnicería, frutería, droguería, donde se nos aconsejaba y nos conocían por nuestro nombre. Este concepto, de comercio de proximidad, engloba una forma de consumo que se está volviendo a poner de moda, situándose en el lado opuesto de los grandes centros comerciales y el e-commerce.
Hace unos años parecía que el pequeño comercio local sería sustituido sin remedio por las enormes superficies comerciales y el comercio electrónico, pero el ritmo de vida que llevamos y una nueva concienciación a cerca de todo lo que tiene que ver con un consumo más responsable, ha hecho que se vuelva a fomentar este tipo de comercio cercano ya que sus beneficios se traducen en salud para el consumidor, para la economía local y el planeta. También el empeño del pequeño comercio por no desaparecer ha tenido mucho que ver, y buscar soluciones que le permitan competir con las grandes empresas ha sido imprescindible. En este sentido, potenciar la especialización y el trato al cliente, dos de sus puntos fuertes, ha sido clave, así como incorporar el uso de nuevas tecnologías, que lejos de ser el talón de Aquiles que parecía, les ayuda a darse visibilidad.
El comercio de barrio es signo de salud
Hay muchas razones para practicar el comercio de proximidad. De manera individual se traduce en un ahorro tanto de tiempo como de dinero: si compramos en nuestro barrio estaremos ahorrando tanto en combustible como en transporte público, ya que podemos hacerlo caminando por sus calles, disfrutando del trayecto, y sin necesidad de hacer largas colas para pagar. Además, nos evitaremos las tentaciones que podemos tener al estar en un gran recinto cerrado lleno de tiendas, en las que se producen muchas más compras por impulso. Comprando lo que necesitamos sin necesidad de contaminar para llegar a nuestro destino, evitamos el despilfarro y contribuimos a un mundo más limpio y sostenible.
Comprando en nuestro barrio incentivamos la economía local potenciando la identidad del mismo generando riqueza, no sólo porque el dinero que gastamos permanece en nuestra comunidad, si no porque mantenemos puestos de trabajo, favoreciendo el autoempleo y consumiendo productos que en la mayoría habrán sido producidos en nuestra comarca. Que las calles estén llenas de gente revaloriza la zona y estimula la creación de más comercios alrededor, y esto, sin duda, lo convierte en un barrio saludable, en el que, casi con seguridad, también se desarrollarán más rápido alternativas culturales porque se trata de un barrio vivo.
Ventajas
Como hemos señalado, los pequeños comercios que han resistido el tirón, son los que han sabido explotar sus virtudes. Estas son, según la Confederación Española de comercio, sus principales ventajas:
Cercanía y atención al cliente: el comercio de barrio es el que conocemos de toda la vida y donde también nos conocen a nosotros. Esta experiencia de compra siempre tiene un valor añadido: nos pueden aconsejar mejor porque nos conocen y porque se trata de dependientes especializados, que, en muchas ocasiones, han adquirido sus conocimientos de generación en generación al tratarse de negocios familiares.
Sostenibilidad y proximidad: apostar por el producto local y que el consumidor pueda adquirirlo a pie, reduce el gasto en traslado y las emisiones que se emiten disminuyendo de manera decisiva nuestra huella sobre el medio ambiente.
Genera riqueza y empleo local: que existan comercios es una mejora para el barrio, además con ellos se fomenta la actividad emprendedora de pequeños empresarios y autónomos y genera miles de empleos, que contribuyen a la riqueza local. Al comprar en tu barrio más del 50% de lo gastado vuelve a tu comunidad, y de eso nos beneficiamos todos.
Mejora la economía doméstica: las compras en los comercios de proximidad nos permiten comprar solo lo que necesitamos, y al estar cerca, poder volver de forma cómoda al gastarlo, sin necesidad de acumular lo que se ajusta mucho más a nuestros presupuestos del día a día, salvándonos de que se estropeen o caduquen.
Diversidad: poder disfrutar de esta variedad de comercios en nuestros barrios los convierte en una miscelánea de distintos establecimientos, que se especializan y ofrecen lo que consideran necesario para sus vecinos. Las características de estos comercios también dan personalidad a nuestro barrio y son un fiel reflejo de las personas que viven en él.
Comercio y ocio se complementan: es muy común que se elijan las calles más comerciales para organizar eventos culturales o de ocio. De ahí que hayan surgido multitud de asociaciones de comerciantes que impulsan actividades en sus zonas de venta para animar al público a asistir y a participar.
Claves del éxito en la actualidad
Que estemos volviendo a comprar en nuestros barrios se debe también al esfuerzo que han hecho los pequeños comerciantes por adaptarse a los nuevos tiempos, ya que son conscientes de que la ubicación no puede ser solamente el reclamo. Lo principal es poder garantizar un servicio excepcional y duradero.
En este mercado competitivo parece que la única manera de tener éxito es ofreciendo una idea innovadora de negocio, pero no es tanto así. Es cierto, que muchos comercios como, por ejemplo, las lavanderías se han visto obligadas a reinventarse, estando muy pendientes del público de su zona y de sus necesidades, ofreciendo en algunas de ellas la posibilidad del autoservicio, dentro del horario comercial. Este pequeño cambio, si se adecúa el espacio y se cuenta con maquinaria eficiente puede, según Lavatur ofrecer buenos resultados, ya que la inversión no es muy grande en comparación con la calidad y el beneficio que pueden aportar al comercio.
La impresión que se lleva el cliente dependerá en casi todas las ocasiones de la actitud del personal y de su imagen. Además de tener personal motivado y competente, una imagen cuidada y un trato cercano, nos ayudará a ofrecer una buena experiencia de compra. Y esto se traduce en buena publicidad “boca a boca”.
Tu ubicación debe coincidir con lo que ofertas: si estás en un barrio modesto y ofreces gamas muy altas, difícilmente vas a conseguir muchas ventas, por ello hay que pensar cuidadosamente las tarifas que vamos a aplicar.
Aunque la globalización nos ha permitido comprar en cualquier parte del mundo y nos ofrece precios más económicos, la realidad es que el 86% de nuestras decisiones de compra tienen que ver con otras cuestiones diferentes al precio. La confianza es la razón fundamental que nos lleva a comprar en un comercio y no en otro y, en esto, el comercio de barrio, se lo lleva de calle.