En familia se hacen muchas cosas. Se va a la compra, para que así los más pequeños comiencen a saber lo que son las responsabilidades de casa. También se van de acampada, para pasar más tiempo, hacer olvidar las redes sociales y las maquinitas y amar a la naturaleza. También se puede hacer deporte o ir a verlo algún polideportivo. Pero hay una cosa que nunca se hace y que nosotros queremos recomendar, no es otra que ir al dentista. Sí, como suena.
¿Por qué? Pues porque de esta manera se puede aprender a quitarse el miedo a los dentistas. Pero también para que los más pequeños de casa comiencen ya a valorar y a tener una salud bucodental correcta. Estos detalles los tienen muy claros en la clínica Tot Dental, donde tienen tratamientos familiares para que la visite al dentista se convierte en toda una actividad divertida, sin miedo.
Por ejemplo, en esta clínica prestan mucha atención a la Odontopediatría, que es la especialidad de la Odontología centrada en el cuidado bucodental de los más pequeños. Un buen desarrollo bucal es clave en procesos como el habla, la masticación y la articulación. Por otro lado la odontopediatría también busca transmitir a los niños los principales valores y hábitos de higiene bucodental. Está claro que si se hace en familia, si todos van de la mano, el niño lo verá como algo habitual. No tendrá miedo y querrá seguir haciéndolo.
Esto es como cuando en casa, el padre o la madre no come legumbres o verduras, y luego pretende que su hijo o hija coma de todo en casa. Educar con el ejemplo es fundamental para poder trasmitirle valores a los más pequeños. Pues bien, en las visitas al dentista ocurre lo mismo.
Y es que una buena higiene durante la infancia puede evitar muchos problemas en el futuro. Y eso es lo que hay que pensar cuando haces actividades con tus hijos. Se calcula que tener caries en la infancia aumenta las posibilidades de volver a desarrollarla más adelante. Por otro lado, hábitos como el uso del chupete de forma continuada pueden provocar problemas de apiñamiento, de modo que el niño deberá llevar ortodoncia. Hay que hacer visitas a centros que cuentan con especialistas en la salud bucal y el trato con niños, porque con estas cosas vamos a hacer que se sientan como en casa.
No hay duda de que lo más importante a esta edad es establecer un vínculo de confianza entre el niño, los padres y el odontopediatra. Si todo funciona en este triángulo, no dudes en que habrá éxito para evitar episodios de miedo al dentista, algo que es muy habitual entre los más pequeños de la casa.
¿Cuándo vamos al dentista?
Si lo que te preguntas es cuando comenzar a hacer esta actividad, pues tienes que tener en cuenta que los profesionales aseguran que a partir del primer año o del desarrollo de los primeros dientes ya podemos llevar al pequeño de visita al odontopediatra. A partir de entonces, los expertos aconsejan una visita cada seis meses con el fin de realizar un seguimiento de su desarrollo bucodental.
Prevención en casa
Pero estas medidas no valen de nada, si luego no continuamos con la misión de transmitir hábitos de higiene bucal desde edades tempranas. Por eso, a partir del desarrollo de las primeras piezas bucales debemos enseñarles cómo realizar el cepillado dental diario.
También se recomienda el uso de una pasta dental con flúor, ya que remineraliza el esmalte y lo protege de la caries, la enfermedad bucal más común entre niños. Para que la rutina de higiene de los más pequeños sea óptima se aconseja supervisar su técnica de cepillado hasta los ocho años aproximadamente. Por otro lado es importante evitar el abuso de alimentos azucarados, muy relacionados con la caries.
Todo esto se puede hacer también en familia, que los niños vean que sus padres lo hacen, que es algo sano, divertido y sobre todo que sirve para algo en la vida. Ahora ya has visto lo fácil que es crear hábitos sanos entre los más jóvenes. Esto es tan fácil como cuando plantas un árbol, para que crezca sano y fuerte, tienes que darle mismo, cuidarlo, pues lo mismo ocurre con los más pequeños. Hay que poner de moda la frase de “papa, mamá, nos vamos al dentista”. Cuando te diga esa frase, será el momento de confirmar que estáis haciendo bien las cosas como padres.